miércoles, 6 de abril de 2016

Lunes Santo

LUNES SANTO EN SEVILLA 2016

Empiezan las crónicas acuáticas



Mañana del lunes santo. El radar de lluvias activado junto a la tele y la radio para ver la evolución del día. Hacía una semana que nadie daba un duro, meteorológicamente hablando, por un lunes con cofradías en la calle. Las noticias de que el Cautivo de Sta. Genoveva salía para volverse y la negativa de la hermandad del Polígono llegaban. Se veía venir. Mejor ponerse a empanar filetes para comer y ver que hacían la Redención y San Gonzalo. Los partes decían que a partir de las seis o las siete mejoraba notablemente el día, y que, a lo mejor, se podría salvar el final del Lunes Santo. Las mejores noticias en dos semanas.

En estos días de incertidumbre, prórrogas, no salidas y salidas repentinas, lo mejor es esperar en casa a que se produzcan novedades. Una espera bajo una cortina de agua, para que no salga después la cofradía, es perder el tiempo y ganas de pillar un resfriado. Por eso, la tele, radio y redes sociales eran nuestros guías.
Unos chubascos a media tarde propiciaron que Redención y San Gonzalo se quedaran en sus templos. El show culturocofrade de izquierdazos, cambios y jaleo quedaba muy mermado, y ese público que arrastraban esas hermandades podía colapsar otros momentos. Momentos que anteriores años estarían menos arropados de público. El público “canicofrade”, como dicen algunos, estaba sediento de marchas y cornetas. A ver que ocurría.

Un exceso de celo, o de cagómetro, por parte de la Hermandad de Santa Marta en su decisión, nos dejaba con más de la mitad del día sin hacer estación de penitencia. Esto no iba bien, pero al escuchar que las Aguas iban a salir cambió el rumbo del día. Al final tendríamos algo de Lunes Santo.
El plan era claro, visitar algún templo y buscar las Aguas a la ida. De las otras tres ver algo si acaso de ida para luego centrarnos en la vuelta. ¿Por qué?, pues por la sencilla razón de que el frío de la noche recogería antes a mucha gente, y serían mas tranquilas las vueltas que unas masificadas idas.
Cuando salimos a la calle nos pasamos por Santiago y San Andrés. Masificada la primera y tranquila la segunda. Las pinturas de Valdés Leal en San Andrés ya merecen la visita por si solas.

Cristo de la Caridad y la rosa roja

Paso de Misterio desde atrás

Misterio de Santa Marta

Y después a recorrer calles y ver cofradías que para algo estábamos en Sevilla. Ya al empezar el callejeo observamos que había mucha gente buscando sabor cofrade, y que esto no iba a ser fácil entre las siete y las diez de la noche. Lo que denominaríamos “horas altamente acolchables”. Así que zonas amplias para empezar y a ver como discurre el día. Al ser sólo cuatro parecía fácil y que podríamos tener más tiempo para cada una.
Las Aguas la cogimos por San Pablo, en frente de la Iglesia de la Magdalena, entre mareas de un público peculiar, de los que van buscando a la banda de las Tres Caídas y poco mas. Ya la banda de cruz de guía venía “soplando” fuerte y bien, y eso ambientaba mas a los fans corneteros. Muy bien por la banda san Sebastián de Tomares, digna incluso de algún paso. El misterio de Las Aguas andando correctamente y muy bien acompañado musicalmente , tanto en ejecución como en elección de marchas. La bulla formada ya era considerable en el entorno y decidimos salir de ella para buscar otra cosa que ver. Eso fue un error. Un deambular sin sentido entre masas de gente que buscaban sólo cuatro cofradías. Unas pocas de vueltas para acabar viendo el misterio del Cristo de las Aguas dentro de la Catedral, aprovechando que estaba abierta de manera excepcional por la lluvia. Algo inesperado pero enriquecedor. La Virgen de Guadalupe, aprovechando la avenida, la vimos en su entrada a la Catedral. Un visionado de los de cumplir y poco más.

Misterio de Las Aguas

Las Aguas por San Pablo

Había que cambiar el rumbo de la nave y evitar las bullas. Siguiente objetivo buscar la Vera-Cruz. La alcanzamos ya de vuelta y con poquita gente. Nos tragamos el cortejo entero en las Cortes casi en la esquina con Jesús del Gran Poder sin rechistar. Tranquilos y con un ambiente de respeto. Curioso momento cuando sonaba un violonchelo callejero con la banda sonora de la película El padrino (que no era del cortejo y no logramos ver donde estaba). Mereció la pena ver la cofradía entera por tiempo y por ejemplo de cortejo. El ruan también se puede saborear.


Lo siguiente estaba claro. Buscar las Penas, encerrarla y buscar el Museo para cerrar la noche. Un cortito paseo y en Velázquez aparecía ya Las Penas. Cortejo entero de cabo a rabo situados en el lado bueno para ver a Ntro. Padre Jesús de las Penas desde el lado correcto. Si viene de frente hay que buscar el lado izquierdo para verle la cara. En el mismo sitio esperamos a la Virgen de los Dolores. Una preciosidad de cofradía. Cuando pasó el último músico de Tejera nos pusimos detrás de él sin molestar para disfrutar del andar de la Virgen y de las magníficas interpretaciones (Margot, La Madrugá, Quinta Angustia, Tus Dolores son mis penas y Jesús de las Penas). De Velázquez hasta la entrada en San Vicente. Que gozada. Mención especial a la perfecta conjunción en la entrada del paso de palio y la marcha. Precioso.

Antes de la llegada de la Virgen de los Dolores a Velázquez mandamos un infiltrado a la entrada de las Aguas, las cosas de Raúl. Al rato estaba de vuelta. La “colcha” de gente en la zona del Postigo era de las de época. No se recuerda a esa hermandad tan arropada de gente en su vuelta. ¿Influiría el canicofradismo tras Tres Caídas?. Probablemente si.

Si estás en San Vicente el lunes santo y encierras las Penas lo siguiente es buscar El Museo. El Cristo de la Expiración por la plaza y con Él hasta la entrada (Algo lejos esto último pero bien). El ambiente tan sobrio que acompaña la magnífica obra de Marcos Cabrera sobrecoge. La saeta tras la reja en la entrada es un clásico momentazo. Hay que estar allí. El palio es otra cosa. Parecen dos procesiones en una.


La Virgen de las Aguas es para hacerle un capítulo aparte porque lo merece. Primero esperamos el palio en la acera de Miguel de Carvajal pegada al edificio del Museo (Se podía andar perfectamente hasta allí). Raúl y Fran de pie, yo sentado en el quicio de una ventana altita. Los tres al ladito de la esquina vimos como llegaba primero una tremenda horda de gente, algún cubata llevaba alguno, “cangrejeando” como si no hubiese un mañana. Las cosas del “rancio sevillano”. Luego llego Ella y se nos olvidó ese tumulto en una revirá de dulce a los sones de la marcha Nuestro Padre Jesús. Muy despacito y con mucho gusto. Aquello fue para quedarse allí eternamente en bucle (No se porque razón el vídeo que grabé se fastidió). El gentío que se agolpaba delante de la Virgen era una locura, pero sorpresa, la acompañamos lateralmente pues se podía andar por la acera perfectamente, todo ello a los sones de Como tú ninguna.


El palio “arrió” antes de recorrer la fachada del Museo. Cruzamos a la plaza, pues se podía sin problemas por delante de las hordas de orcos cofrades, y en ese momento empezó la magia con Amarguras. El momento del andén del ayuntamiento tiene nuevo hogar. Indescriptible por tantas cosas. La oscuridad, la Virgen, el palio, la Oliva de Salteras ejecutando una obra maestra …. Siete minutos y medio de babero como dicen en Sevilla.


Luego nos retiramos soñando con melodias y bambalinas por las calles de Sevilla. Previa parada en una hamburguesería de la Campana que aún estaba abierta.