LUNES
SANTO EN SEVILLA 2016
Empiezan las crónicas acuáticas
Mañana
del lunes santo. El radar de lluvias activado junto a la tele y la
radio para ver la evolución del día. Hacía una semana que nadie
daba un duro, meteorológicamente hablando, por un lunes con
cofradías en la calle. Las noticias de que el Cautivo de Sta.
Genoveva salía para volverse y la negativa de la hermandad del
Polígono llegaban. Se veía venir. Mejor ponerse a empanar filetes
para comer y ver que hacían la Redención y San Gonzalo. Los partes
decían que a partir de las seis o las siete mejoraba notablemente el
día, y que, a lo mejor, se podría salvar el final del Lunes Santo.
Las mejores noticias en dos semanas.
En
estos días de incertidumbre, prórrogas, no salidas y salidas
repentinas, lo mejor es esperar en casa a que se produzcan novedades.
Una espera bajo una cortina de agua, para que no salga después la
cofradía, es perder el tiempo y ganas de pillar un resfriado. Por
eso, la tele, radio y redes sociales eran nuestros guías.
Unos
chubascos a media tarde propiciaron que Redención y San Gonzalo se
quedaran en sus templos. El show culturocofrade de izquierdazos,
cambios y jaleo quedaba muy mermado, y ese público que arrastraban
esas hermandades podía colapsar otros momentos. Momentos que
anteriores años estarían menos arropados de público. El público
“canicofrade”, como dicen algunos, estaba sediento de marchas y
cornetas. A ver que ocurría.
Un
exceso de celo, o de cagómetro, por parte de la Hermandad de Santa
Marta en su decisión, nos dejaba con más de la mitad del día sin
hacer estación de penitencia. Esto no iba bien, pero al escuchar que
las Aguas iban a salir cambió el rumbo del día. Al final tendríamos
algo de Lunes Santo.
El
plan era claro, visitar algún templo y buscar las Aguas a la ida. De
las otras tres ver algo si acaso de ida para luego centrarnos en la
vuelta. ¿Por qué?, pues por la sencilla razón de que el frío de
la noche recogería antes a mucha gente, y serían mas tranquilas las
vueltas que unas masificadas idas.
Cuando
salimos a la calle nos pasamos por Santiago y San Andrés. Masificada
la primera y tranquila la segunda. Las pinturas de Valdés Leal en
San Andrés ya merecen la visita por si solas.
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Cristo de la Caridad y la rosa roja |
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Paso de Misterio desde atrás |
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Misterio de Santa Marta |
Y después a recorrer calles y ver cofradías que para algo estábamos en Sevilla. Ya al empezar el callejeo observamos que había mucha gente buscando sabor cofrade, y que esto no iba a ser fácil entre las siete y las diez de la noche. Lo que denominaríamos “horas altamente acolchables”. Así que zonas amplias para empezar y a ver como discurre el día. Al ser sólo cuatro parecía fácil y que podríamos tener más tiempo para cada una.
Las Aguas la cogimos por San Pablo, en frente de la Iglesia de la Magdalena, entre mareas de un público peculiar, de los que van buscando a la banda de las Tres Caídas y poco mas. Ya la banda de cruz de guía venía “soplando” fuerte y bien, y eso ambientaba mas a los fans corneteros. Muy bien por la banda san Sebastián de Tomares, digna incluso de algún paso. El misterio de Las Aguas andando correctamente y muy bien acompañado musicalmente , tanto en ejecución como en elección de marchas. La bulla formada ya era considerable en el entorno y decidimos salir de ella para buscar otra cosa que ver. Eso fue un error. Un deambular sin sentido entre masas de gente que buscaban sólo cuatro cofradías. Unas pocas de vueltas para acabar viendo el misterio del Cristo de las Aguas dentro de la Catedral, aprovechando que estaba abierta de manera excepcional por la lluvia. Algo inesperado pero enriquecedor. La Virgen de Guadalupe, aprovechando la avenida, la vimos en su entrada a la Catedral. Un visionado de los de cumplir y poco más.
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Misterio de Las Aguas |
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Las Aguas por San Pablo |
Había que cambiar el rumbo de la nave y evitar las bullas. Siguiente objetivo buscar la Vera-Cruz.
La alcanzamos ya de vuelta y con poquita gente.
Nos tragamos el cortejo entero en las Cortes casi en la esquina con
Jesús del Gran Poder sin rechistar. Tranquilos y con un ambiente de
respeto. Curioso momento cuando sonaba un violonchelo callejero con
la banda sonora de la película El padrino (que no era del cortejo y
no logramos ver donde estaba). Mereció la pena ver la cofradía
entera por tiempo y por ejemplo de cortejo. El ruan también se puede
saborear.
Lo
siguiente estaba claro. Buscar las
Penas,
encerrarla y buscar el Museo para cerrar la noche. Un cortito paseo y
en Velázquez aparecía ya Las Penas. Cortejo entero de cabo a rabo
situados en el lado bueno para ver a Ntro. Padre Jesús de las Penas
desde el lado correcto. Si viene de frente hay que buscar el lado
izquierdo para verle la cara. En el mismo sitio esperamos a la Virgen
de los Dolores. Una preciosidad de cofradía. Cuando pasó el último
músico de Tejera nos pusimos detrás de él sin molestar para
disfrutar del andar de la Virgen y de las magníficas
interpretaciones (Margot, La Madrugá, Quinta Angustia, Tus Dolores
son mis penas y Jesús de las Penas). De Velázquez hasta la entrada
en San Vicente. Que gozada. Mención especial a la perfecta
conjunción en la entrada del paso de palio y la marcha. Precioso.
Antes
de la llegada de la Virgen de los Dolores a Velázquez mandamos un
infiltrado a la entrada de las Aguas, las cosas de Raúl. Al rato
estaba de vuelta. La “colcha” de gente en la zona del Postigo era
de las de época. No se recuerda a esa hermandad tan arropada de
gente en su vuelta. ¿Influiría el canicofradismo tras Tres Caídas?.
Probablemente si.
Si
estás en San Vicente el lunes santo y encierras las Penas lo
siguiente es buscar El
Museo.
El
Cristo de la Expiración por la plaza y con Él hasta la entrada
(Algo lejos esto último pero bien). El ambiente tan sobrio que
acompaña la magnífica obra de Marcos Cabrera sobrecoge. La saeta
tras la reja en la entrada es un clásico momentazo. Hay que estar
allí. El palio es otra cosa. Parecen dos procesiones en una.
La Virgen de las Aguas es para hacerle un capítulo aparte porque lo merece. Primero esperamos el palio en la acera de Miguel de Carvajal pegada al edificio del Museo (Se podía andar perfectamente hasta allí). Raúl y Fran de pie, yo sentado en el quicio de una ventana altita. Los tres al ladito de la esquina vimos como llegaba primero una tremenda horda de gente, algún cubata llevaba alguno, “cangrejeando” como si no hubiese un mañana. Las cosas del “rancio sevillano”. Luego llego Ella y se nos olvidó ese tumulto en una revirá de dulce a los sones de la marcha Nuestro Padre Jesús. Muy despacito y con mucho gusto. Aquello fue para quedarse allí eternamente en bucle (No se porque razón el vídeo que grabé se fastidió). El gentío que se agolpaba delante de la Virgen era una locura, pero sorpresa, la acompañamos lateralmente pues se podía andar por la acera perfectamente, todo ello a los sones de Como tú ninguna.
El palio
“arrió” antes de recorrer la fachada del Museo. Cruzamos a la
plaza, pues se podía sin problemas por delante de las hordas de
orcos cofrades, y en ese momento empezó la magia con Amarguras. El
momento del andén del ayuntamiento tiene nuevo hogar. Indescriptible
por tantas cosas. La oscuridad, la Virgen, el palio, la Oliva de
Salteras ejecutando una obra maestra …. Siete minutos y medio de
babero como dicen en Sevilla.
Luego nos retiramos soñando con
melodias y bambalinas por las calles de Sevilla. Previa parada en una
hamburguesería de la Campana que aún estaba abierta.